Navidad – ¡LA FIESTA MÁS BELLA!

Nº 1317 – Año XXV

Las dos celebraciones más grandes del cristianismo son: EL NACIMIENTO DE JESÚS y SU MUERTE EN LA CRUZ DEL CALVARIO; las cuales podríamos nombrar como: Navidad y Pascua.

Parece hasta incompatible que personas que dicen ser cristianas se levanten en contra de estas fiestas considerándolas paganas o judaizantes – ¡Qué engaño tan grande!

¡El mensaje del NACIMIENTO y el mensaje de la MUERTE han dividido la historia! Es cierto que Él no nació en ‘diciembre’, pero en algún día nació, y no celebramos el día, sino el EVENTO – LO QUE OCURRIÓ. Lo que cuestiono es que, aquellos que dicen que Navidad es una fiesta pagana, tampoco celebran su nacimiento en otra fecha, haciendo que esta fecha tan importante quede olvidada, es decir, sea propagada simplemente como comunión entre familias, comidas y bebidas, confraternizaciones y regalos; pero ¿y el CUMPLEAÑOS? ¿Y el motivo real? Si Jesús no hubiera nacido, nunca tendríamos la NAVIDAD (porque ‘navidad’- es nacimiento). Muchos estudiosos afirman que Él nació en una Fiesta de los Tabernáculos (lo que correspondería para nosotros el mes de septiembre/ mes nueve), contando los nueve meses de embarazo, entonces en verdad María habría comenzado a concebir en DICIEMBRE, cuando los judíos celebran – JANUCÁ – Fiesta de las luces – ¡la fiesta de la dedicación! De manera literal podemos afirmar que la LUZ vino al vientre de María en diciembre, y ella se ‘se halló’ embarazada en ese mes.

Luego, muchos cuestionan el porqué de los musicales, cantatas y celebraciones en estas dos fechas.

La música siempre ha tenido una gran importancia, no solamente en la historia de la humanidad, sino también desde los tiempos antiguos en los cielos, donde Lucifer (ángel de luz), era el jefe de la adoración, y vio cómo Dios se alegraba al recibir la adoración de los ángeles, arcángeles, querubines y serafines.

Históricamente, la música siempre ha servido como herramienta estratégica de representación de poder, reconocimiento y celebración, tanto en el nacimiento de grandes reyes e hijos de grandes autoridades, como en inauguraciones de organizaciones o incluso para guerras y conquistas; El primer Coro que realizó un musical fue formado por ángeles: “ De repente apareció una multitud de ángeles del cielo, que alababan a Dios y decían: «Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz a los que gozan de su buena voluntad».” Lucas 2: 13-14.

En la monarquía la música era usada como símbolo de poder y legitimidad para proyectar la autoridad del monarca; Así como la tradición hasta hoy cada nación tiene sus himnos y canciones patrias, un himno nacional que canta el legado de su pueblo, para reforzar la identidad nacional y su liderazgo político.

En ceremoniales hay un protocolo musical en coronaciones, bodas e incluso viajes diplomáticos para establecer a solemnidad necesaria y demostrar la riqueza de la dinastía.

De manera cultural, la música impone patrones culturales enseñando los valores de cada generación.

En la Edad Media se mantenían músicos en los palacios y orquestras para la centralización de la imagen del rey como patrono de las artes a través de conciertos (los cuales separaban a la sociedad), ya que eran ejecutadas en los banquetes y recitales privados para entretenimiento y muestra de refinamiento.

En el velatorio la música es terapéutica, y trae consuelo, esperanza de una vida tras la muerte y tranquilizando el alma que está en duelo.

Sin embargo, en eventos religiosos, la música es llamada de ALABANZA y ADORACIÓN. Una entonación ofrecida AL ÚNICO QUE ES DIGNO DE RECIBIR, HONOR, GLORIA, PODER, RIQUEZA, DOMINIO Y MAJESTAD. A Él ofrecemos nuestro culto. ¡La música es un puente entre lo que es terrenal y celestial, siendo imprescindible en el culto como forma de comunicarse con Dios en acción de gracias y celebración!

Por eso a cada Navidad, a cada Pascua, separamos un momento especial de alabanza para ofrecer a nuestro Redentor canciones que expresan nuestra gratitud a Dios por habernos enviado a Su Unigénito, para rescatarnos, redimirnos, salvarnos y darnos la Vida Eterna.

Por más que cantáramos, jamás sería suficiente para corresponder a lo que Él hizo por nosotros. Entonces en cada Navidad y Pascua ofrezcamos a JESÚS, el motivo de nuestra celebración, lo mejor, pues Él es digno: Feliz Navidad.

Claayton Nantes